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lunes, 10 de enero de 2011

Punta de Lobos

Pichilemu no... Punta de Lobos!
Durante todo el día el volcán Villarrica estuvo cubierto de nubes. No se llegó a ver el cono perfecto y estuve esperando mientras valoraba la posibilidad de acercarme a la agencia para contratar la excursión a la cima. Sin la seguridad de tener al día siguiente vistas y viendo que las agencias abusan de este tipo de salidas por el hecho de ponerte unos grampones bajo los pies durante cuatro horas de caminata, opté por desistir a la ascensión del Villarrica. ¡Para otra vez será!
En contrapartida fuí a dar un paseo por el pueblo de Pucón. Me encontré con un pueblo muy turístico de estilo alemán. La gran afluencia de inmigrantes alemanes ha traído a Chile una gran influencia germánica en cuanto a construcciones, estilo pintoresco de los pueblos, costumbres, cervecerías artesanas,... Lo cierto es que llega un momento en que visto uno de estos pueblos, vistos todos, y Pucón es uno más. Me acerqué al lago Villarrica y para desquitarme del bajoncillo del volcán, me alquilé un velero para navegar durante una hora. ¡Qué gran experiencia después del Moskito! Fue realmente bonito recorrer el lago y sólo faltaron las vistas del volcán que seguía nublado. Al poco, comenzó a subir el viento y el windsurfista que tenía a estribor comenzó a planear. Por mi parte, tomando confianza, empezé arriesgar en las maniobras. Resultado, sólo dos volcadas, la primera por engancharse el cabo de la botavara en el casco. La segunda porque un abejorro se empeñaba en aterrizarme en la cabeza. Cuando logré enderezar de nuevo la embarcación, el socorrista se acercó con la moto. ¿Algún problema? Sin mirarle a la cara le contesté: -"no, todo está controlado", mientras continuaba luchando con el abejorro con una mano y la otra "controlaba" el timón y la escota. Me hubiese gustado ver la escena desde esa moto de agua.
En realidad si que tuve un problema. En un viaje así, la premisa es el dinero y el pasaporte siempre encima. Claro que esta regla no es para cuando piensas hundir un bote contigo dentro. Pasé una hora secando y arreglando el pasaporte y el resto de papeles.
Esa misma tarde hable con la señora del hostel y salí hacia Pichilemu con escala en San Fernando, 10 horas.
En San Fernando te dicen que debes esperar un colectivo, un autobús, que te llevará a la próxima terminal. Tras media hora viendo el amanecer con tu bote de zumo en la mano esperando el autobus, el panadero que abre su puesto tras de tí, muy amablemente, te informa que aquí los colectivos ya no son autobuses, aquí son los taxis. Toca reciclarse en materia de jergas y argots.
Tras muchas horas de autobús y con mucho cansancio llegué al pueblecito tranquilo, con camping y olas perfectas que me brindaría el descanso anhelado. ¿Como explicarlo? Pichilemu no es un pueblo, no es una ciudad, digamos que es un conjunto de casas muy grande con sus calles sin asfaltar. Su turismo es de tipo local y su esencia se basa en el balneario del s. XIX. Por lo demás, no tiene nada. Pasé dos horas dando vueltas y buscando hostel. De los campings, mejor no hablar. Encontré el hostel de un holandés que había comprado un mirador del s.XIX para montar un hostel. Seguramente en otro lugar ese mirador lo declararían Patrimonio. Las vistas eran espectaculares pero por dentro dejaba que desear para lo que cobraba. Era el típico momento en que ves que algo no va bien y que lo mejor que puedes hacer es ponerte a comer. Decidí tomar un colectivo y acercarme a Punta de Lobos a 5 km. Me acerco al taxi y me pide 3 lucas, 3.000 pesos! Debo llevar un cartel en la frente y no me he dado cuenta. A cincuenta metros consigo el colectivo que cobra el precio justo 800 y me dirijo, por fin, a Punta de Lobos.
Punta de Lobos.
A pocos kilómetros de Pichilemu se encuentra este cabo que cambia radicalmente la visión del pueblo cercano. Es un pequeño paraiso con dos grandes rocas que parece que emerjan del mar. En ellas cohabitan cormoranes, gaviotas y pelícanos. Bajo el acantilado una izquierda perfecta que comienza rompiendo en las dos grandes rocas. El paraje recuerda bastante a Sidi. Bastante desolado pero muy bonito. La ola ha empezado a formar parte del circuito para la XXL de este año. El lunes habían llegado series de seis metros y la ola llega a aguantar más de ocho!
Busco mi lugar en el acantilado y, entre una niebla espesa que poco a poco disiparía, me quedo admirando el paisaje. Al levantarse la niebla me doy cuenta de que hay tres surfistas en el agua, una ola de metro a metro y medio rompe por unos doscientos metros! ¡Espabila! Lo primero es encontrar un alojamiento. Tras dos intentos fallidos de búsqueda vuelvo a la primera opción, un hombre canadiense que me ajustaba el precio caso de quedarme varios días. Decido quedarme en su cabaña, se llama Robert, es de Vancouver. Que buena gente los canadienses, Mr. Roig? Finalmente, ajustamos el precio para una sola noche y dos días.
La cabaña se encuentra justo encima del acantilado. A través de dos grandes ventanales puedes controlar el pico y, por si no es suficiente, la taza del water está colocada frente a una ventanita dirigida... al pico!!! ¿Alguien más había soñado con esto alguna vez? Una casa hecha por y para el surf. Robert me arregló tambien el precio del alquiler de material, una 6.6 y traje a estrenar 4/3. Confirmo que el agua en Chile está muy fría debido a esa corriente antártica que también acerca algunas de las mejores olas del planeta a estas costas. Los escarpines son necesarios si no quieres acabar con dolor de pies a los 10 minutos, yo no llevaba. Surfeé más de tres horas hasta que tuve que salirme agotado tras bailar con 5 o 6 buenas olas del Pacífico. Tras una buena cena me acerqué al acantilado a ver una puesta de sol espectacular. Los pelícanos, incansables, seguían alzando su vuelo lento siempre de cuatro en cuatro. Tras inmortalizar el momento en la memoria, volví a la cabaña.
El día ha amanecido lluvioso y ventado.La ola está rota y, hoy, no mejorará. 
Desayuno con Robert un café, de cafetera! Con filtro, con tapa, como las de casa! ¡Hace dos meses que no veía una! Tomo dos tazas con un par de tartas de moras 'regalo de la casa', como el café. Me quedaría meses en este acantilado antes de que cambie. Hemos pasado la mañana hablando sobre estos lugares, a los que siempre llegamos tarde, cuando ya los hemos cambiado. ¿Pero que hacer? -me dice Robert? Estamos acostumbrados a una comodidad de vida. El extranjero dispuesto a emigrar tiene una concepción del trabajo que en muchos de estos lugares no es la misma. Nosotros trabajamos con la idea de obtener un "bienestar". En muchos lugares se trabaja el día a día para sobrevivir. Al extranjero le queda la opción de llegar con plata para montar su propio negocio.
Nos despedimos y Robert me da las gracias, no Robert, gracias a tí.
Tomo la decisión de dejar Punta de Lobos empapado de estas sensaciones. Una familia me acerca en el 'maletero' de su pick up hasta el pueblo. Llego a la Terminal y la señora me dice que no quedan billetes para hoy, no pasa nada. -¡Espera! Si, el chofer me dice que acaban de devolver dos. Así, tras tres horas de camino entre campos de viñedos y pueblos no destacables llego a Santiago.
Me acerco al primer hostel y tiene los dormitorios de seis completos. Me acerco al siguiente y no tiene plazas, no pasa nada, volveré al primero. -Tú viniste hace un rato? Se fue un chico cuando te fuiste, tienes sitio.¿Habeís tenido la sensación alguna vez de que algo sucedió que hace que todo te salga rodado, sin que lo busques? Eso me estaba pasando.
Paseo por Santiago. Parece que la gente aquí bebe mucho. Entro en un bar a cenar un churrasco a lo pobre, hay que recuperar. En la televisión del bar no dejan de aparecer videoclips a modo de gramola que la gente encarga. Leo entre las canciones y aparece Confortably Numb de Pink Floyd -'ojala alguien ponga esa moneda'. El nuevo clip comienza, no es Confortably numb, es Mother también de los Floyd. Bienvenido a la Gramola... esta es tu elección. Hoy es de esos días para sonreir.
Ayer era uno de esos días duros en un viaje, uno de esos momentos en que te planteas por qué nos complicamos tanto la vida. De pronto aparece una persona que te vuelve a cargar de energía cuando más lo necesitas. Un lugar, una conversación, un café y vuelves a salir como el primer día. Estoy convencido de que Robert lo vió porque ya lo había vivido como viajero. Me allanó el camino cuando se estaba poniendo cuesta arriba. Estos son los momentos que más recuerdas de un viaje, los que te llenan. 
Un abrazo a tod@s.

7 comentarios:

  1. Bon dia. ¡Que gusto empezar la mañana leyendo y corriendo para llegar al trabajo¡ Yo tambien quiero ese rinconcito aunque la ola sea mas corta para mi.Un beso y adelante ntros. tenemos que ponernos las pilas yaaaaaaaaaaaaa.

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  2. ¿Te enchufas en la nariz el cargador de la cámara?,porque hay algunos momentos que se te ve cansado y de pronto en la siguiente linea, te ha desaparecido el cansancio y resucitas como si empezaras el viaje.¡¡¡bien!!!Cuidate mucho y no vuelques el velero, que el pasaporte y el dinero son como oro y azafran del de verdad.Repito otra vez más, fotos 10, texto otro 10 y tus olas..... hasta el infinito y más allá. un beso.

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  3. Hello my friend! Esos Floyd a muerte, sí señor! La mejor música para darte fuerza y seguir relatando tus aventuras de manera magistral. Un abrazo muy fuerte!

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  4. Primo, mi aporte a tu blog.Un gif de nuestro favorito.Si quieres otro me dices de que tema y lo busco.Te espero para jugar juntos.El Pere

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  5. Que enveja! Nosaltres ací treballant i vegent món i enriquinte amb les persones que vas coneguent. No sé com no estas esgotat, encara et queda temps pots parar de quan en quan, que sembla que vas contra-rellotge. Cuidat i ves en compte amb els papers a vore si et vas a quedar allí, que ací estem esperant-te per a que ens ho contes tot. Un ABRAÇ
    Eh! el water es total.

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  6. Para el Pere. A mi también me gustan los gif. Puedes ponen uno en el que se vea la espada?Gracias es que sigo este blog y me hace ilusión.Gracias

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  7. Muy bueno lo del water sobre todo para cuando te entra el mono y el estress hace estragos en tus bajos, jjj, pero que digo esa palabara no se conoce por aquellos lares!"
    Un abrazo
    Karlos

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