Photobucket

lunes, 7 de marzo de 2011

De ruta por la Tierra Media. Northern South Island.

Norte de Isla Sur… te esperaba.
“El tiempo justo en la isla norte. Una semana. Máximo seis días…” desde que conocí a la primera pareja neozelandesa en El Bolsón –que lejos queda- una y otra vez la gente te avisa sobre las diferencias entre las dos islas de Nueva Zelanda y, tenían razón. Tras tomar el ferry para cruzar a Picton desde Wellington -aquella magnífica capital pesquera menos artificial que la America’s Cupera Auckland- sientes que el viaje se adentra por otros fiordos, por otras lindes rodeadas de una naturaleza más pura. Qué buscar en New Zealand sino un alejamiento de la ciudad, las casas (aunque sean bonitas, de playa o de campo), los coches, los hikes saturados… Definitivamente, esa imagen anhelada de Nueva Zelanda no se encuentra en el norte sino en el sur y ya hemos llegado. Los tracks siguen estando marcados por un enfoque turístico que ya me voy acostumbrando a asimilar. Ese turismo, del que formamos parte, conlleva algunos contrasentidos que te llevan a comprender una vez más hasta que punto el anillo de poder de hoy tiene forma de papel rectangular. En la ruta de Abel Tasman cruzas “alcantarillados” en el sendero, tuberías, escaleras, puentes de aluminio, trampas para animales,… Son imágenes que chocan bruscamente con la idea que tienes de esa naturaleza en estado puro, que todavía se puede encontrar, doy fé! Me entretuve a buscar cómo definir esa imagen, naturaleza hurbanita me vino a la mente. Cuando adaptamos la naturaleza a nosotros, a todas las edades para que todo el mundo pueda disfrutar de unos paisajes de ensueño y respirar un aire limpio aunque, tal vez, la razón sea crear una fuente turística sin medida y esos paisajes pierdan lo que los hacía únicos y auténticos.
Junto a estas reflexiones el viaje por Nueva Zelanda avanza a un ritmo rápido e intenso. Una vez llegados a Picton en la costa norte de la Isla Sur iniciamos la ruta hacia Marlborough Sounds. Con nuestro pequeño, muy pequeño kiwimoch recorrimos esta sucesión de fiordos prácticamente inhabitados de no ser por las vacas de sus pastos y los bosques que los rodean. Podía recordar a la península de Coromandel en el norte, pero aquí ya no hay gente, aquí sí tienes la sensación de estar perdido en paisajes de cuadro. Anocheciendo acampamos en un DOC  frente al fiordo. En Nueva Zelanda TODO está preparado, tienen editados unos folletos con los campings DOC de pago a voluntad del usuario, son difíciles de encontrar pero están ubicados siempre en lugares impresionantes.
Dejando Marlborouth, toca hacer un poco de intendencia. El terremoto de Christchurch nos hace replantearnos la ruta. Las noticias en los periódicos, las casas de recogida de viveres y ropa, los comentarios de la gente que encontramos,… nos hace ver día a día las dimensiones de la catástrofe. Tomamos rumbo al norte, hacia el Abel Tasman National Park. Durante la ruta comienza a llover, un poco, un poco más, un diluvio, un temporal de historial! Tal era el agua y  el viento que en cuanto llegamos a Takaka y vimos el Pub Irlandés con el cartel en la puerta “TaPaS” , con una pantalla en la pared que no dejó de proyectar surf adventure nº2, masters of Stone,… no nos pudimos resistir. Intentamos quedarnos dentro tomando tapas, cervezas, viendo videos y mirando el fuego de la chimenea hasta que dejará de llover… pero no cesó. Era tarde y tocaba buscar algún sitio dónde dormir. Tomamos rumbo directo hacia el puesto del DOC (los rangers), ya en la entrada del parque, por un camino de ripio y árboles caídos en medio del temporal. No se podía montar la tienda y era un peligro viendo como caían las ramas de los árboles así que…bajo el soportal de la caseta cerrada del Sr. Ranger dormimos lo que pudimos. A las siete en punto de la mañana Igua me despertó… ya están aquíííí… Con la esterilla y el saco bajo el brazo dejamos la habitación con vistas al mar intentando que no nos vieran, lo que podía conllevar pago del campsite o multa. Decididamente, no era día para hacer la ruta. Deshaciendo el camino del día anterior vimos que el río estaba desbordado… Andrés que te vas a meter en el río, frena!!! Sí, era momento de parar y recuperar un poco más de sueño antes de seguir, estos despertares con Ranger incluído no sientan nada bien.
La previsión acertaba y clareaba. Nos decidimos a subir al norte de la isla a Farewell Split pero de nuevo nos encontramos con un rio desbordado y la carretera cortada. No hay desánimos. Acabamos haciendo una ruta de una hora bordeando un rio, sencilla pero bonita. De vuelta hacia Farewell Split habían abierto el camino así que nos adentramos en el brazo de arena más largo del mundo según nos contaron, 36 kilómetros! No había nadie. Era el atardecer y los colores cambiaban a cada segundo. Cada uno tomo su momento. La playa en marea baja se había hecho inmensa. Comencé a caminar y me adentré en el agua. Poco a poco con el agua por las rodillas durante metros y metros llegué hasta unas aves negras parecidas a los cisnes que buscaban alimento con la bajada de la marea.  Fue un momento intenso, puro. Rodeado de agua, miraba hacia el brazo de arena curvo que se adentra hacia el Mar de Tasmania con sus pequeñas pequeñas jorobas de arena.  Uno de los lugares más bonitos que podré descubrir durante este año. Después de tanto tiempo y de tantos lugares grabados en la retina, cuando descubres uno nuevo te paras, te verbalizas que este lugar es especial y dedicas esos momentos a guardarlo en esa parte de la memoria que no olvida.
Sin ganas pero con una sensación de todavía queda algo por descubrir zarpamos de Farewell Split hacia el cabo que, seguro, tendrá parte de culpa en la formación de un lugar tan especial.  El sol había caído y el amarillo anaranjado del horizonte se añadía a los azules del mar de Tasmania y el cielo que se antojaba morado. Todo ello, contrastaba con una roca caliza, blanca muy blanca del Cabo Farewell  con sus coves o bóvedas en forma de trompa de elefante y esa espuma blanca muy blanca que no cesa de agrandar los gigantescos arcos. Cualquier fotógrafo plantaría la tienda en este lugar para captar el momento un día, al siguiente, y al siguiente,…
En estos momentos tan intensos en que te sientes muy vivo también te das cuenta de que la vida se alimenta y que nosotros no paramos de perder kilos desde que desembarcamos. Dadme de comer!-gritaban nuestros estómagos. Comienza la misión imposible de buscar alimentos en Nueva Zelanda a las 21h. Tras una hora de búsqueda pudimos probar las famosas Mussels de la zona y afianzarnos una vez más que en España se come muy bien. ¿Dónde quedaron las mussels al lado de unas buenas clochinas con salsa marinera? Y… el pan para sucar que no falte! Pero el estómago estaba lleno y el ánimo más todavía después de lo vivido era el momento de… volver a Takaka a por unas cervezas! Seguramente, debía ser un buen cuadro de persons aquella noche frente a la hoguera. El fanático del montañismo, el hombre relajado, el que hacía volar literalmente los vasos de cerveza, dos chicas junto al fuego y el maorí que te da el abrazo del oso y te grita sin que tú le entiendas, te vuelve a gritar y tú piensas… ahora es cuando me da una paliza! Pero no, acaba enseñándote expresiones maoríes. ¡Por fín un contacto con la cultura maorí! Imagino que también nos pintarían a nosotros con un par de cervezas en las manos para cerrar un buen cuadro de persons dentro de un gran día. Por recomendación del hombre relajado acabamos ese gran día acampando bajo el puente de la carretera junto a otras tiendas.
Abel Tasman Track
Al día siguiente, la previsión acertó y el sol nos permitió realizar el Track del Abel Tasman. Era ese día o ese día ya que luego volvería a llover. La llevamos pegada como se suele decir y es el mal tiempo el que nos está marcando el tiempo de permanencia en cada sitio.
Abel Tasman es una ruta que puedes hacer en Kayak, velero o a pie. Cómo lo íbamos a realizar en un día vimos claro que el kayak no nos daría juego y la opción del velero se esfumó desde que nos dijeron que era un autobús turístico sobre el agua. A mí me estaba entrando el Sirocco después de los días de lluvia y necesitaba un buen paseo de ida y vuelta hasta Bark Bay. A Igua por su parte le apetecía tomar el barco taxi hasta Bark Bay y hacer la vuelta andando. Nos cruzamos por el camino!
Abel Tasman es una ruta distinta de las que normalmente solemos hacer. Podría ser un camino del Norte pero con las laderas de las montañas llenas de bosque tropical. La ruta recorre estas laderas y, de vez en cuando, una nueva senda te conduce directamente hasta una playa paradisíaca. Al frente, dos islas marcan el horizonte permantemente. Tomé mi tiempo para escribir y disfrutar de dos estas playas. Al llegar a Talisman Bay, la marea está baja, muy baja y te permite acortar el trayecto por una ría ahora casí seca. No hay nadie. Las montañas onduladas y frondosas te rodean y te sientes pequeño en tu desierto de arena de playa. Estás tú y las aves. Aves azul grisáceo que vuelan deteniendo el tiempo, aves negras con los ojos y el pico rojo como el magma, gaviotas omnipresentes e…Igua? Igua! En medio de la playa su silueta avanzaba. Intercambiamos y compartimos las sensaciones que estábamos viviendo y continuamos nuestras respectivas marchas. Estaba decidido a llegar a Bark Bay. Los tiempos marcados para los Tracks están bastante exagerados pero aún así llevaba ya casi cinco horas… y tenía que volver! Vi que me acercaba a un puente, seguramente tras el la ruta descendería hacia Bark Bay pero… no llegué. Junto al puente un cartel indicaba natural pool. Era el lugar perfecto para un baño en las aguas del arroyo antes de iniciar la vuelta.
La vuelta la hice riéndome con Tom el americano que andaba dando la vuelta al mundo. También conocí a una pareja francesa que iban camino de Rapa Nui con sus dos hijos muy pequeños. Todavía me sorprendo al ver la cantidad de gente que anda y anda por el mundo.
Al llegar al coche encontré a Igua saboreando nuestro pequeño rancho: los noodles… nunca mais volveré comer noodles! Pusimos rumbo hacia Kaikura pero dadas las horas paramos a dormir en un DOC ya en la east coast… tenía ducha fría! Dejamos el pico de Kaikura a nuestra izquierda por una carretera que recordaba tras cada curva la de Réunion, pero no, no habían olas.
Kaikura es un pequeño pueblo costero bastante turístico. Nos lo tomamos con calma, paramos a tomar los cafés que marcan el ritmo del día a día y a comprar una buena comida. Tras cocinar un buen bife de chorizo con salsa de setas y vino de garrafa frente al mar iniciamos la ruta alrededor de la península de Kaikura.  Era tarde y empezaba a anochecer. La península es pequeña y se puede recorrer en un par de horas. Arriba son todo pastos llenos de vacas, abajo la roca caliza erosionada es un conjunto de  formas imposibles esculpidas por el mar.
En este entorno vimos unas manchas negras sobre la roca blanca. Una foto, acercamiento,… son seals! Bajando esquiando por la ladera de la montaña y guardando para el recuerdo unos cuantos pinchos en las manos, llegamos a sentarnos frente a las focas. Tan sólo una se movió. Las otras supieron que únicamente buscábamos sentarnos a disfrutar de una puesta de sol mágica con ellas como protagonistas, las nubes amarillas  y rojas, las sombras,…
Fue uno de esos momentos en que sientes que a pesar de tu condición humana formas parte de la naturaleza y del resto de animales, tanto como para compartir un increíble puesta de sol retozándote en las rocas de la playa. No te mueves, te dejas caer y sientes el momento.
Un cartel te avisaba no molestar a las seals, mantener la distancia,… Sin embargo si pagas 160$ te puedes enfundar un neopreno y te llevan con una zodiac hasta la misma colonia de seals para que te puedas bañar y abrazar a la foca siguiendo sus costumbres de saludo.
Amaneció soleado lo que dio pie a acabar de recorrer la península y disfrutar de un gran baño entre algas gigantes que parecían sacadas de ‘veinte mil leguas’. Poco después se nublaría y, de nuevo, con el diluvio universal, rumbo al Arthur Pass.
Intentamos evitar Christchurch, pero no lo logramos. Tras perdernos con inexistentes señales acabamos en las afueras del epicentro del terremoto pero todo estaba normal. ¿Dónde estaba el daño? Al parecer es únicamente en la zona centro dónde todo continua en un auténtico caos. En las afueras las casas, carreteras, aeropuerto,... no ha habido daño. Así que nos vamos a poner manos a la obra para encontrar el vuelo de vuelta a Auckland para dentro de 20 días desde Christchurch.
Anochecía y no dejaba de llover cuando encontramos un área de carretera con una caseta-refugio-techo. Metimos medio coche dentro de la caseta sin ventanas, cenamos, Igua se puso con el blog y, por mi parte, al sobre. Eran las 21h y el reloj marcaba 5ºC. Me costó bastante entrar en calor y algo más pillar el sueño cuando oí unas voces que se acercaban. Pensé que se trataba del Ranger y que, seguramente, se marcharía. Pero ese Ranger eran tres y estaban hablando con Igua que estaba dentro del coche. No os cuento lo que me costó salir de mi pequeño refugio dónde no volvería a entrar en calor esa noche. Resultaron ser tres chavales que se habían quedado con el coche hundido en el fango y nos pidieron llevarlos a un punto con cobertura. Llevaban andando 2horas en medio del diluvio y a 5º !!! Ni los enanos de Minas Tirith!!! Los acercamos, dieron el parte y nos volvimos a nuestro pequeño refugio helado. Al principio hablamos en inglés con ellos. Luego se nos helaron esas neuronas sinápticas y sólo pudimos hablar castellano y poco a poco desvariar, seguramente, a causa del frío. Al rato decidimos entrar en los sacos, a Igua le tocaba coche a mi choza. Los NewZealanders se acostarón también chopados a 3ºC! If you want or… need I’ve more warm clothes, take it. No, it’s fine, thanks. Enanos? Me quedé corto, son el mismísimo Sauron!
Fue una noche en la que el frio no me dejó dormir. A cada hora miras el reloj esperando que claree y puedas arrancar en busca del anillo, quiero decir del café, que esta vez serían dos por cabeza extra shot.
Arthur Pass
Tras dos cafés el mundo se ve con otros ojos. Era un nuevo día en medio de los Alpes Neo-Zelandeses. Tocaba andar. Fueron varios tracks cortos. El primero de 1h para llegar a una cascada. Track fácil con escaleras. El segundo atravesando la ladera de una montaña, también bastante adaptado, 2horas. El tercero al que se unió Igua subimos a la estación de esquí de Arthur Pass, este ya fue bastante alpino, otras 2 horas. Nos acercamos a la entrada del siguiente Track. Igua decidió quedarse trabajando en el blog. El Otaki Valley track, este sí, realmente Alpino. Tanto que encuentras un cartel DANGER, tras este punto no puedes pasar sin mapa, sin conocimientos de orientación de montaña, sin vestimenta adaptada,… vamos que tienes la sensación de que cada paso puede ser el de tu vida! Pero, sí miras hacia delante descubres que se trata de un valle, no hay perdida, la ruta está marcada por hitos como torres, que andas sobre piedras estables,… sí, son algo exagerados cómo nos avisaron los catalanes. Al final del valle llegas a un circo de montañas que me recordó al valle de Ferrera sacándome una sonrisa de satisfacción.
Diría que el Arthur Pass es tan bonito como Pirineos. Y es que, esas montañas que tenemos al lado de casa o los Picos de Europa no desmerecen en nada a estas montañas. Aquí me sorprende sobretodo la vegetación. Montañas alpinas con vegetación trópical.
De camino a Greymouth un alto en la única señal de punto turístico que hemos seguido: Historic Tavern. Tomamos un par de cervezas con gente del lugar y pusimos rumbo a Greymouth… bueno a un hostel! Ducha caliente, colchón, Wifi,… después de dos semanas unos lujos que te hacen sentir casi como en casa.
La próxima etapa nos mete de lleno en la zona de los glaciares Fox, Joseph, y del Mar siempre presente.
Mientras os escribo, Igua a puesto en la TV (sí, hay TV!) la Comunidad del Anillo. Hobbiton, las montañas frondosas van apareciendo y, hoy, resultan mucho más familiares. Está siendo un recorrido por Nueva Zelanda muy intenso que asimilaremos realmente cuando haya pasado. Como los grandes momentos de la vida que sabes que lo fueron cuando ya sucedieron. He ido aprendiendo a parar y respirar esos momentos para ser consciente de que están  pasando y de su importancia. Estos días, después de tanto tiempo andando pienso que muchos de esos momentos están sucediendo en las Antípodas. Cumpleaños, embarazos, bodas, cenas de celebraciones, despedidas, preparativos… mascletás! Un fuerte abrazo a tod@s sabeis que desde la Antípodas –esta tarde, exactamente al otro lado de Asturias-, valoro cada día más brindar y saborear esos momentos con vosotr@s. Último sprint y fallas!

5 comentarios:

  1. Ya queda menos confunciano...
    Yo primero herma...

    ResponderEliminar
  2. Hello Andrés! Ahora sí que puedes decir cuando veas The Lord of the Rings que I was there! Qué grande! Espero que alguna de esas beers te la estés tomando a mi salud,jaja...
    Cuidadín cuando llegeis a Mordor,jeje...
    Take care.

    ResponderEliminar
  3. Al finalizar la lectura solo se me ocurre escribir "El fin de tener la mente abierta y la boca abierta es llenarlas con algo valioso" la frase es mia aunque me la copio Cherterton je...je
    A seguir disfrutando y que sepas que hoy la mascletá ha sido de las nuestras a tope desde el principio y que esta noche brindaremos por ti y nos comeremos un trozo de tarta a la salud de tu estómago sufridor. Un beso.

    ResponderEliminar
  4. el equipo rojo al completo (6)7 de marzo de 2011, 21:11

    Te invitamos a cenar tortillitas ca la tona...de todo tipo!!!te apuntas??? Empieza la ronda de cumpleanys!!!MOLTES FELICITATS TONA!!!Solo nos faltas tu!!!

    ResponderEliminar
  5. Menys mal que has arribat al estimat internet. Açò de tots els els dies obrir l'ordinador i no trobar el teu escrit ja no entra en el meu pensament, com tirava en falta el viatge. Si tu no escrius jo estic parada i no viatge, açò no es pot fer. Continua viajant però recorda que nosaltres ho fem amb tu. Ah! no vull deixar passar l'oportunitat de FELICITAR a Tona, pel que he llegit deu ser el teu aniversari. FELICITATS. Andreu ací ja fa olor a polvora, LES FALLES JA ESTAN ACÍ. Besetssssssssssssssss

    ResponderEliminar